May 25, 2018

Margin call

Margin call

Traducida al español como “El precio de la codicia”, Margin call centra su argumento en el alba del batacazo financiero de 2008.

El thriller repleto de estrellas (Kevin Spacey, Paul Bettany, Stanley Tucci, Demi Moore o Jeremy Irons) arranca con la dramática llamada que, en 2007, realiza un joven trabajador de una gran firma de inversión sobre la inminente llegada del crack bursátil, alarmado por las prácticas poco ortodoxas de su compañía.

Por su parte, el ex concejal José Luis Peñas, fue quien alertó en 2007 a la Fiscalía Anticorrupción sobre las presuntas prácticas irregulares de los cabecillas de la trama Gürtel (Correa y Crespo), entregando para la ocasión diversas conversaciones que él mismo había grabado.

El resultado de la investigación que se originó a partir de ese momento se dio a conocer ayer con la lectura del Fallo dictado por la sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. La suma de las penas no puede dejar a nadie indiferente: más de 350 años de cárcel y 194 de inhabilitaciones para 29 de los 37 acusados.

La tipología de los delitos objeto de condena resulta ser de lo más variopinta y parece abarcar una buena parte del Código Penal, pues incluye los delitos de asociación ilícita, fraude a la administración pública, cohechos (activos y pasivos), falsedades documentales, malversación de caudales públicos, prevaricaciones, blanqueo de capitales, delitos contra la hacienda pública, tráfico de influencias, apropiación indebida, exacciones ilegales e, incluso, estafa procesal intentada.

No menos sorprendente son las penas impuestas a los condenados, que oscilan entre los 51 años y 11 meses de prisión a Correa, los 37 años y medio a Crespo, o los 33 años a los que se enfrenta Bárcenas. Por cierto, y a tener en cuenta: ni la mujer de Bárcenas (condenada a 15 años de reclusión), ni la ex de Correa (14 años) se han salvado de la quema, puesto que el Tribunal no dio por buenas sus respectivas explicaciones tendentes a mostrarse únicamente como consortes ajenas a la trama.

Pero probablemente la discrepancia más llamativa, y que de seguro dará pie a agudos debates, se encuentra en el voto particular emitido por el Magistrado Ángel Hurtado. Su opinión marginal viene a señalar que la condena al PP como partícipe a título lucrativo no se ajusta a los hechos enjuiciados. Sin embargo, para el resto del Tribunal quedó acreditado que el PP obtuvo un “enriquecimiento injusto” cuantificado en 245.000.-€ gracias a los ingresos obtenidos por la ilícita actividad de cobro de comisiones ilegales ideadas por los responsables de, entre otros, los ayuntamientos de Boadilla del Monte y Majadahonda.

Lo anterior no significa en modo alguno que los dirigentes del PP supieran, ni mucho menos consintieran, el quehacer delictivo orquestado por la trama Gürtel. Muy al contrario, los jueces de la Audiencia Nacional entienden que el partido se lucró en la referida cantidad sin que sus dirigentes conocieran el origen ilícito de los fondos ingresados en la caja del partido. Por consiguiente, la sala aplica al PP el instituto legal de la participación a título lucrativo, la cual no conlleva pena ninguna, sino la simple restitución de lo indebidamente obtenido.

En todo caso, la última palabra sobre éste y otros particulares la ofrecerá en unos meses el Tribunal Supremo, ante quien, de seguro, recurrirán todos los condenados, incluido el PP. Y lo harán porque, salvo que también recurra la Fiscalía o la Abogacía del Estado (algo poco probable atendiendo a la gravedad de las penas impuestas), no pierden nada con hacerlo, pues el Supremo, en el peor de los escenarios, confirmaría el monto de las condenas; y en el mejor, las podría llegar a reducir sustancialmente e, incluso, absolver a alguno de los ahora condenados. Pero nunca empeorarlas (reformatio in peius).

En la película Margin Call el personaje que daba la voz de alarma sobre las prácticas irregulares de su empresa recibía como sorprendente premio un ascenso en la compañía. En el juicio de la Gürtel el delator José Luis Peña ha recibido como recompensa una condena de 4 años y 9 meses de prisión, haciendo buena aquella mítica frase del gran cineasta Billy Wilder: ninguna buena acción queda sin castigo.

Víctor Sunkel

Abogado penalista

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